Reseña

Escribí este libro desde la médula. He sido un tipo libre, aun cuando me
sometí a las jornadas fuertes contra las pequeñas pausas. Hoy he invertido
del todo la ecuación, más aún la tomé del cuello y la hice añicos. Sigo
siendo la tormenta, y es que uno no cambia porque sí. Como dijo Edgar
Allan Poe: solo aquello que eres has de ser y aquello que no eres, no. Sigo
siendo los relámpagos y los vientos, solo que ahora, si los veo venir, si
acaso llegan a lamer mis brazos, abro las ventanas para que se alejen. Ser
estepario me lleva al intersticio por el que un animal pone su ojo para
verse al espejo. Me gusto, dicho sea de paso. No importa si la afirmación
muestre desnuda a mi vanidad irremediable. ¿Qué importa si la vida
arrecia todos los días y mi única obligación es beber tanto como pueda?
No hay estepario sin su contraparte, por eso el título, por eso el viaje entre
Soles y Saturnas. Al principio y al final, Esteparias.