Reseña

La noche de los insomnios

Es sabido que de los géneros literarios el del cuento ocupa un lugar especial en el gusto de todos aquellos que siguen de cerca o de lejos a la literatura, ya sea como lectores o como narradores. Sin caminar tanto, ahora mismo en el panorama literario de nuestro país -México-: el cuento, es un gran atractivo, para propios y extraños que buscan contar historias desde los sitios más recónditos y diferentes. A juzgar por lo que se lee y se escucha, ya sea como minificción, microcuento o algún otro apelativo con el que se le ha nombrado, observo que goza de buena salud, y esto que digo, lo nombro por la cantidad de cuantos hoy lo practican.
En este andar, para mi fortuna, no hace mucho leí dos títulos que desde el inicio tienen el descarado deleite de acercarnos al asombro: Mentiras Transparentes de Felipe Garrido y Del recuerdo al no me olvido de Alma Mireles, el primero, un cuentista altamente probado en su oficio y leído en su prosa, la segunda, si bien con una experiencia corta, su madurez se respira larga y tendida en su obra. Siguiendo por este mismo camino me hallé con La noche de los insomnios de Daniel Cantarell Alejandro, con quien me fui de sorpresa en sorpresa, dicho con otras palabras, a través de sus jugosos cuentos, seriamente escritos, pero nada solemnes, pasé unas tardes de verdad inolvidables. No sólo reí, aprendí algo de historia, episodios vividos en otras regiones del país, contados a veces por una voz narrativa y en ocasiones por personajes como: “La Malquerida”, mujer de inquietante atractivo sexual, o bien, por “Piero Ganzúa”, concejal del puerto y que entre sus ambiciosas pretensiones busca que otros hagan lo que él no hace, y lo dice más fuerte que claro: En este pinche pueblo mando yo. Igualmente damos con “La Jimena” o con “Jonás Merolico”, conocido por su mucha verborrea y por su nada de explicación. Personajes a los que, ciertos expertos, acaso podrían nombrar: “memorables”. Daniel Cantarell, es un cuentista modesto, nada pretencioso, mas, llega a la expresión intima del género, así, a secas, sin medias tintas, sin pose alguna, pero eso sí, mediante su brevedad y su contundencia que va de inicio a fin, donde ninguna pieza está fuera de su lugar. Cantarell, Se ocupa seriamente del humor, aunque no deja de lado la realidad, y nos lleva de la mano a ver a tanto personaje como los ya nombrados y que deambulan entre las páginas de este esplendido libro, y que seguramente en más de una ocasión con alguno o varios de ellos, tú, lector, te has encontrado, como bien me sucedió a mí.

Esteban Ascencio