¡Bien, buen siervo y fiel!
La sociedad actual valora a las personas según lo que tienen. Parece que el reino del placer gana la batalla al imponer qué uso damos a nuestros recursos. La vorágine secular no solo trastorna cómo usamos los recursos, sino también cómo los producimos. Con frecuencia somos víctimas del consumismo, lo cual nos lleva a tomar decisiones equivocadas.
Como administradores de los bienes de procedencia divina, daremos cuenta del uso o del abuso que hemos hecho de estos. Es decir, daremos cuenta de la suma o resta practicada a los recursos que se nos han confiado. Ante tal panorama, merece la pena preguntarnos, ¿qué cuentas daremos?
BIEN, BUEN SIERVO Y FIEL, presenta algunas reflexiones y consejos que nos ayudarán a mejorar nuestra mayordomía cristiana, en especial, en lo relacionado con el uso del dinero. A través de la lectura de esta obra descubrirás que nuestra responsabilidad hacia las bendiciones materiales no solo abarca la dimensión de cómo las usamos, sino también cómo las generamos y las multiplicamos.