Reseña

Das Gesamtkunswerk fue el término que Wagner acuñó para referirse a la integración de las artes en una sola obra, la obra de arte total. El término, empleado por los expresionistas de la secesión vienesa, si bien no siguió el mismo camino de Wagner, dio pie a que distintos artistas se desarrollaran en más de una disciplina: Alfred Kubin, novelista y dibujante; Oskar Kokoschka, dramaturgo y pintor; Arnold Schönberg, pintor y músico; y, por supuesto, Kandinsky, escritor y pintor musical. Quizá la obra que mejor lo ilustra es Klänge: “Vibraciones”, “Melodías”, o como traduce Patricia Gola: Sonidos. Publicada en 1913, la obra se compone de 56 xilografías que Kandinsky había realizado años atrás. Cada imagen (algunas a color, otras con tinta negra) antecede a los poemas como un epígrafe, algunos en prosa y otros en verso.
Hay en el libro una operación de montaje, de yuxtaposición y correspondencias entre textos e imágenes: los tamaños de las xilografías establecen una relación con el tema del poema, con los títulos y la disposición de los párrafos que, si se trata de prosa, aparecen justificados y, si son versos, se cortan en lugares previamente pensados para dar lugar a las rimas y a las sonoridades.
Poesía, imagen y sonido tienen un sentido performático e intermedial, vinculado a la capacidad de la poesía para evocar sonidos con los recursos del lenguaje, para hacer surgir la musicalidad que provoca la evocación de los colores. La imagen poética y la imagen visual se conjugan en un libro de carácter musical del que, por cierto, Kandinsky se encargó por completo, en cada aspecto y detalle, desde su concepción hasta su salida de la imprenta.