Primaveras
Los poemas de Primaveras han nacido de la autoobservación más íntima y sincera del sí mismo. Tratan de una revisión consciente y atenta de la mente. Dan cuenta de la aceptación de la sombra y de la experiencia del despertar.
De mano de la disciplina férrea e innegociable del yoga y del budismo zen, la autora busca transformar sus pensamientos y, por lo tanto, la realidad. Todo lo cual se decanta en versos confesionales en donde se enfrentan el ego y los viejos hábitos con el vacío de la práctica espiritual.
El silencio de la meditación le ha permitido a Magdalena reconocer a uno de sus principales enemigos: la pasión (del latín passio=padecimiento) que le genera la escritura. Por ello estos poemas no tienen ninguna pretensión literaria; incluso están, en su mayoría, sin editar.