Amaro
30 años de alquimias y sabores
Tras levar anclas, no fue fácil que el barco Amaro navegara a toda vela, lo cual requirió pasión y trabajo intenso porque, para complejizar la situación, su propietaria no se conformaba con tener un restaurante exitoso, sino también quería establecer un centro cultural donde pudiera exponerse obra plástica y ser sede de foros, conferencias, presentaciones de libros, ruedas de prensa...
Y Olga Moguel, quien es también activista social y conductora de programas de radio, lo logró. Hoy el restaurante Amaro es todo un centro cultural, además de gastronómico. El arte tiene ahí un espacio para manifestarse y, de hecho, en sus paredes hay siempre obra pictórica, gráfica o fotográfica. En sus salones, aunque pequeños, incluso se han ofrecido exitosas representaciones teatrales. Y en Amaro también han hallado espacio activistas y defensores de derechos humanos.