Nemi
Historias de una ciudad
La cronista y la ciudad.
León, como otras ciudades del país, es una urbe de contrastes, de luces y sombras. Con aires de flaneur, reflexiva y crítica, la autora le toma el pulso a la metrópoli que la vio crecer y desarrollarse como escritora. Divaga, camina, desanda sobre sus huellas, trota, se oculta si es necesario sobrevivir, soporta. Sus descripciones avanzan en zigzag, evita caer en la monotonía de un relato previsible; al contrario, se enfoca en aquello que no halla en la epidermis colectiva, y le brinda al lector distintos recovecos y giros en sus historias.
En una suerte de periodismo Gonzo, se disfraza de una pepenadora con tal de evitar ser una cifra más de los feminicidios que ocurren, lamentablemente, a lo largo y ancho del país desde hace varios sexenios. Ante la imperiosa necesidad de recurrir a un estilo diferente de ver la realidad, al margen de una forma tradicional, emerge el periodismo Gonzo proveniente de Estados Unidos, durante la década de los años sesenta. A través de esta condición, el cronista se antepone como el eje de la historia y además transmite lo que siente, experimenta, huele, toca, repele, salva, como lo hace Karla Gasca. Sin duda, se trata de un ejercicio narrativo —y vivencial— de alto riesgo, pues casi a todo pulmón ella externa su simpatía por los noctámbulos que recorren la ciudad durante las primeras horas de la madrugada e, incluso, transita por las calles y avenidas más peligrosas de la comunidad leonesa.
—Mary Carmen Sánchez Ambriz