Las tendencias sociales de Diego Rivera
La obra que el lector tiene en sus manos es el resultado de un proyecto añorado desde hace tiempo, luego de “aparecer”, en forma de trabajo escolar, entre los libros de Agustín Loera y Chávez que, por razones del destino, se trasladaron a Oaxaca por un tiempo. Al desempacar la mudanza, se encontró junto con la primera edición de Absoluto amor. Habían permanecido a lo largo de los años como una especie de unidad o, mejor dicho, como una pareja indisoluble: el escrito preparatoriano unido físicamente al primer libro del autor.