Desigualdades, vulnerabilidades e interseccionalidad
El problema de la pobreza, la preocupación de cómo aliviarla y qué hacer con la población pauperizada, han estado presentes en el mundo occidental por cinco siglos.
Sin embargo, la aparición de programas contra la pobreza es contemporánea. Los programas contra la pobreza han pasado por los lineamientos que proponen los organismos internacionales, principalmente el Banco Mundial. En México, por ejemplo, los programas de transferencias monetarias condicionadas se instrumentaron a partir de 1997 (Progresa-Oportunidades-Prospera). Actualmente, en el diseño de la política para el combate a la pobreza se han impulsado programas de acceso a microcréditos dirigidos principalmente a mujeres pobres.
Cabe aclarar que los programas de combate a la pobreza, principalmente los de transferencias monetarias, no toman en cuenta la identidad múltiple de la población a la que están dirigidos y los diferentes factores que contribuyen a su situación y que va más allá de la carencia de ingresos o bienes. Estos factores tienen que ver con la raza, el género, la clase social, el empleo, la discapacidad, la religión, y la orientación sexual. Así, la desigualdad entre la población pobre, se acentúa junto con la desigualdad en la sociedad, y la vuelve más vulnerable.