La mujer más fea del mundo
Durante la segunda mitad del siglo XIX, una pequeña
troupe formada por dos jóvenes mujeres recorre los freakshows de Europa, un continente ávido de espectáculos
sensacionales. Una de ellas es un personaje real y se llama
Julia Pastrana (Sinaloa, 1834), y ha nacido con una enfermedad, hipertricosis, que cubre de vello todo su cuerpo y
que le ha valido el sobrenombre de «la mujer mono». La
otra, una bella suiza llamada Rosie, es un personaje de ficción y funciona en los escenarios (y también en la trama de
la novela) como contraste a la «fealdad» de Julia. Explotadas
sin piedad por un codicioso empresario, Rosie y Julia traban sólidos lazos de amistad que sirven a la autora Margrit
Schriber como marco para reflexionar sobre lo que define
nuestros cánones de belleza o fealdad, sobre el trato a quien
es diferente a nosotros, sobre la explotación del cuerpo femenino y sobre una sociedad ávida de sensaciones que, en
muchos sentidos, apenas se diferencia de la nuestra.
La novela Julia Pastrana. La mujer más fea del mundo no es
una biografía de Julia Pastrana, es el poético homenaje de
esta autora suiza a quien fuera, a su pesar, una auténtica
estrella del mundo del espectáculo en una época en que las
tesis de Darwin sobre la evolución daban el primer paso en
el largo camino hacia el respeto por todo ser vivo.
En el año 2013, el cuerpo momificado de Julia Pastrana fue
sepultado con todos los honores en su tierra natal sinaloense, 153 años después de su muerte en Moscú, en 1860.