Cuando un futuro se disuelve
De identidades trastocadas y radicalizaciones no previstas
Este libro revisa las trayectorias de algunos jóvenes católicos que decidieron tomar las armas en México a principios de los años setenta, pero intenta ir más allá de las motivaciones y las doctrinas que los llevaron a hacerlo. Busca analizar, asimismo, el momento en que asumieron posturas que quizás algunos de ellos no hubieran querido, como torturar a través del acto mismo de secuestrar a una persona —lo que sin duda afectaba a las víctimas— o asesinar sin enfrentamientos de por medio.
Se analizan, particularmente, dos casos que motivaron en ellos una reflexión ética acerca de si debían o no asesinar al secuestrado. En uno de estos casos pasaron al acto, mientras que en el otro liberaron al retenido. No obstante, tiempo después se intenta disculpar este y otros crímenes al llamarlos “ajusticiamientos”, lo que equivale a considerar que el acto fue realizado por “asesinos buenos”, para alcanzar el reino de la igualdad y la justicia, y demuestra que estos jóvenes no estaban exentos de contradicciones flagrantes en su lucha contra el enemigo absoluto: el supremo gobierno y la burguesía explotadora.
De esta forma, un futuro se disolvió, y con el tiempo el país entró a trompicones en una larga y vulnerable transición a la democracia con la colaboración de algunos de ellos, en un México pleno de desigualdades y tumbas.