Viaje a Ixtlán
Las lecciones de don Juan
En el tercer libro sobre su iniciación como hombre de conocimiento, Castaneda desanda camino hasta los primeros tratos con su maestro, el brujo yaqui don Juan, y añade al recuento de prodigios las arduas lecciones de disciplina física y mental que, desde un principio, lo preparaban para un acto decisivo de poder: parar el mundo, suspender la percepción ordinaria, situarse entre esta realidad y la otra, la inculcada por el maestro. Esa realidad aparte, eje de las enseñanzas anteriormente reveladas, cobra así nuevo sentido como punto de apoyo, y el centro se desplaza hacia la mística del guerrero, el hombre sin rutinas, libre, fluido, imprevisible, que fiel a su esencial naturaleza terrena vive una vida impecable. El tema cierra con el relato del viaje al que alude el título, intimación dramática de la soledad y la áspera nobleza de tal vida.