Cuentos reunidos
Entre lo onírico, lo fantástico y lo siniestro, los cuentos de Adela Fernández oscilan dando voz a fantasmas, a seres que se metamorfosean o se duplican, a personajes rechazados, sometidos o maniáticos. Dueña de una pluma multifacética, Fernández se interesó por retratar la dimensión mágica y sobrenatural del pensamiento indígena, encontró en la oralidad y en la desbordante imaginación los ambientes sombríos, las atmósferas enrarecidas y los territorios de la ensoñación que nutren su narrativa breve; con una naturaleza experimental y con una contundente fuerza poética irrumpió en el panorama literario en la década de los setenta caracterizando sus escritos con una curiosa mezcla que toca la otredad y la diferencia. En este volumen, conformado por los libros “Duermevelas” (1986) y “Vago espinazo de la noche” (1996) y prologado por Jazmín G. Tapia Vázquez, los límites de la realidad, la exploración de la muerte y la crueldad humanas, la magia, la creencia y la superstición acentúan el paradójico juego de encubrimiento que la autora otorga a la falta de comunicación, la soledad, el abandono y el desamor que surgen de manera destructiva donde lo familiar se enturbia y llega a finales trágicos. La obra de Adela Fernández, como narradora de los horrores de la cotidianidad y maestra del terror psicológico, recurre, además, a cierta ironía que potencia el sentimiento de desamparo, el aislamiento y la imposibilidad de un ordenamiento coherente del individuo enfrentado a una realidad que se desgrana poco a poco.