Reseña

El conocimiento de la historia de los edificios que han permanecido en el patrimonio mexicano supone una responsabilidad para los académicos contemporáneos. Hoy han asumido funciones novedosas que superan las que motivaron su construcción original, creando una suerte de
palimpsesto histórico. De esta forma se han ido trasformando en espacios culturales, referencias urbanas o emotivas para la comunidad local, objeto de estudio para nuevas generaciones de arquitectos o de inspiración para los profesionales en activo. Si calan con un significado dinámico para los mexicanos de las últimas generaciones, no ocurre en menor medida con los turistas internacionales. En búsqueda de una experiencia sensorial o de una cierta formación histórica, muchos visitantes se acercan a nuestro patrimonio como epidermis de la cultura el devenir mexicano.
Entre ese patrimonio inmueble preservado en México ocupa un lugar protagonista la fortaleza veracruzana de San Juan de Ulúa. Garante de la paz de un virreinato durante época virreinal, fue también vanguardia portuaria, en cuanto a su equipamiento, así como temido destino para
forzados de toda América y comunidades.
Afrodescendientes esclavizadas. Con todo esto, la historia del edificio, aún por desvelar en toda su extensión tras casi quinientos años de historia constructiva conocida, es también la memoria de sus constructores, ingenieros, sobrestantes, proveedores de materiales, canteros, carpinteros, forzados, esclavos y también la de sus familias cuando los acompañaron a Veracruz. Pero el devenir de San Juan de Ulúa, desde época prehispánica hasta la actualidad, es también la de Veracruz, la de México, la del Caribe, y también un capítulo fundamental de la del continente y de las corrientes globales que cruzaron el Atlántico y el Pacífico durante siglos.
Solo desde el conocimiento de este patrimonio, a través de métodos científicos actualizados y de aproximaciones multidisciplinarias y multiculturales, será posible ofrecer un discurso compartido requerido para las comunidades globalizadas del siglo XXI