Botánica estratégica
Ideas para alinear el pensamiento con la naturaleza
Entre los meses de enero de 2018, y diciembre de 2019, el Boletín de la Sociedad Botánica de México, “Macpalxóchitl”, recibió una larga y reflexiva epístola dirigida a la comunidad botánica mexicana, dividida en 24 ensayos mensuales. Estos fueron publicados en otros tantos números, bajo el título “Botánica Estratégica”.
La columna vertebral -o el tallo principal, debiéramos decir- de estos textos, es un mensaje que pide a los botánicos mexicanos erigirse en elementos centrales del conocimiento y la protección de la diversidad nacional de plantas, en un momento histórico en el que las evidencias señalan que no queda tiempo para resolverse a actuar con acciones decididas y precisas.
Bajo la premisa de la necesidad crucial de la creación de vínculos entre las plantas y la gente, los ensayos señalan la necesidad de robustecer el perfil y la participación de los biólogos y botánicos en favor de la flora nacional, y de la vida, en general. Para ello, muestran el camino a seguir en el concierto mundial de la conservación biológica; refieren anécdotas históricas de sucesos que se convirtieron en el parteaguas del
conocimiento de las plantas; comparten narrativas de experiencias personales y profesionales; ofrecen propuestas de acciones puntuales, y dignifican la historia de la ciencia botánica en México.
Cual guía que señalase el camino, el autor se dirige a sus lectores con amabilidad no exenta de firmeza. La sabiduría popular mexicana, en su refranero, nos ha hecho saber que quien bien te quiere, te hará llorar. El mensaje de esta epístola de 24 entregas no está exento de claros señalamientos e inclusive, veladas reprimendas; no obstante,
concede también valor a los tiempos de reflexión, de pausa, de vuelta a los orígenes, de calma e introspección para volver definir la perspectiva, fijar los objetivos, y lanzarse nuevamente a la carga.
La serie “Botánica Estratégica” bien podría ser una carta de amor a los botánicos de México. Amor y esperanza, con los que un maestro espera hacer reflexionar, florecer, comprometer y actuar, a un discípulo en el que aprecia múltiples talentos. Como miembro de la comunidad botánica mexicana, estoy agradecida a Emiliano Sánchez
Martínez por este regalo; como editora del boletín “Macpalxóchitl”, le estoy agradecida por la voluntad, constancia y precisión que caracteriza a todos sus esfuerzos.