Cumbres borrascosas
Amparada por un título inolvidable, que se imprime en la memoria como una frase musical, esta hermosa y elegante novela narra la trágica historia de amor, que continúa en la muerte, entre Catherine Earnshaw y su amigo del alma, el atormentado Heathcliff, y sus secuelas y derivaciones: Hindley, Edgar e Isabella Linton, Hareton, la joven Catherine Linton, Nelly (la principal, aunque no la única, narradora de la historia), y el escenario lúgubre y un poco alucinante de Cumbres Borrascosas, cobran vida para nosotros desde los primeros capítulos con una concreción irrevocable y casi dolorosa.
Mucha de la fascinación que ejerce Cumbres borrascosas radica precisamente en ese despliegue inagotable de humanidad que se agita en sus páginas. Este alarde de imaginación, de inventiva, de sabiduría narrativa, de libertad estilística, que literalmente nos subyuga, es un auténtico clásico de la novelística inglesa y constituye un momento extraordinario de la literatura de ficción. Sin estridencias, pero también sin concesiones, Cumbres borrascosas es el ejemplo mismo de una exigencia artística y narrativa obstinada en hacer surgir, contra “las fuerzas que tiran hacia lo oscuro”, según expresión de Henry James, una galaxia luminosa de mundos imaginarios.