La Regenta
Una de las grandes obras maestras de la literatura española del siglo XIX es La Regenta, de Leopoldo Alas, cuyo seudónimo era “Clarín”. En una España dividida ya en bandos irreconciliables, víctima de las luchas fratricidas, del odio de unos y otros –monárquicos y republicanos, carlistas y cristianos, conservadores y liberales, católicos y librepensadores–, su aparición fue un escándalo, celebrada por muchos y prohibida incluso en ciertos sitios, como la ciudad de Oviedo, lugar de nacimiento de Clarín y adonde se recluyó para escribirla. Leopoldo Alas crea en La Regenta una realidad novelesca de infinitas posibilidades a través de la variedad de personajes que conforman la provinciana ciudad de Vetusta, con su aire de chismorreo y de vida doméstica y clerical, con sus parques, sus calles, callejuelas y rincones. La proverbial ironía y sarcasmo del escritor al pintar los diferentes caracteres, la belleza de sus descripciones de las profundidades del alma humana, y de sus descripciones del paisaje externo, así como la gracia y el humor con que desarrolla diálogos y situaciones, hacen de esta novela un deleite y una enseñanza para el lector de todos los tiempos. La Regenta es la lucha entre la realidad y el idealismo. El pequeño mundo de Vetusta deja de ser una ciudad española del siglo XIX para hacerse universal y atemporal. Y su autor se convirtió, junto con Benito Pérez Galdós, en el caso de España, en uno de los precursores de la novela contemporánea.
Introducen al lector en la época y la vida del autor, así como en la novela, los maestros Juan M. Lope Blanch y Huberto Batis.