Indigenismo e indianismo en América Latina: respuestas a la interculturalidad
El origen de las sociedades modernas en lo que hoy conocemos como América Latina se remonta a los siglos XV y XVI. Se conceptualice como se haga lo que sucedió entonces: “descubrimiento”, “invención de un mundo”, “conquista”, “encuentro de dos mundos” o, en la actualidad, “inicio de la resistencia”, el hecho es que se comenzó entonces una interacción entre dos tipos de sociedad, radicalmente diferentes entre sí, que se mantiene cinco siglos después. Desde su inicio como espacios sociales multiétnicos e interculturales, las sociedades latinoamericanas han vivido bajo un estigma: la violencia y el despojo de bienes, trabajo, vida y bienestar pertenecientes a un sector de sus integrantes a manos de otro grupo que se ha enseñoreado de estos conglomerados humanos. También es un hecho que esa convivencia ha significado la destrucción de una buena parte de uno de los grupos en la relación y que enormes, en verdad enormes, cantidades de recursos económicos han sido transferidos de manera violenta de un sector a otro de la sociedad.