Reseña

Hoy en día es fundamental volver la mirada hacia el otro, hacia la otredad, y pensar un poco menos en nosotros mismos. Hay un verso de Rafael Cadenas que dice "El rostro que no se ve, ese es mi rostro"; y sin embargo, los modernos tenemos la costumbre de mirar más justamente lo que no se ve, que lo que se ve, que es el rostro de los demás. De manera que nos limitamos la experiencia de poder aprender en el rostro de los demás el respeto a la diferencia que tanto nos hace falta en este siglo. Él lo aprendió en sus lectura literarias, en un campo de concentración nazi. Este genial judío de origen lituano, nacionalizado francés, pudo leer En busca del tiempo perdido y él dice que Marcel Proust era el poeta de la social. El axioma de Levinas podemos resumirlo en la frase que dice: "El ser es, de pies a cabeza y hasta la médula, pura vulnerabilidad". Y algunos sociólogos consideramos que toda la sociedad se ha vuelto vulnerable, y no solo ciertos grupos, sino todos. Y esta conjugación entre la vulnerabilidad antropológica o filosófica con la social podía dar lugar a un cambio de planteamientos, a que miremos un poco más hacia la heteronomía y menos hacia la autonomía, que de alguna forma se ha pervertido después de la Ilustración se ha descarrilado en una egolatría, en un narcisismo, en un hedonismo, nos está impidiendo ver más allá de nuestras narices. Levinas llega a decir que a poesía es un pensar sin saber que se piensa, y es fundamental ese pensamiento, como decía también María Zambrano, porque ese pensamiento ha estado machacado por la razón desde los griegos, y creo que ahora tenemos la oportunidad de enfocar todos los temas, no solo desde la interdisciplinariedad, sino desde la transdisciplinariedad. Debemos mirar no solo lo científico, debemos de ensayar una forma, un paradigma, de pensar poético. Este libro es una invitación a los lectores que están interesados en cambiar estos planteamientos del egoísmo hacia el otro, hacia la heteronomía, desde el punto de vista de la educación. Es muy importante rescatar y llevar estos pensamientos al sistema educativo, puesto que lo hoy se está aprendiendo en las escuelas es exactamente lo contrario, es una preocupación por el éxito individual que nos impide ponernos en el lugar del otro, nos impide sentir compasión, y que nos importe el sufrimiento del otro.