Sueño vigil dirigido
Una experimentación onírica
En el sueño vigil dirigido no hay interrupciones ni límite de tiempo, Zeller cae libremente en el ensueño y es variable el tránsito entre sueño y vigilia. Los sueños, conforme avanzan las sesiones, son más duraderos y se desarrollan con mayor continuidad; las intervenciones de Lola se convierten en una voz que se integra a un místico cosmos fuera del tiempo. El papel de Hoffmann es el de una figura enigmática dentro del sueño, oculta, sólo audible, con un comando intermitente pero decisivo que, en virtud del dominio de una técnica de vigilancia dentro del sueño, hace virar el rumbo de las situaciones: el Zeller soñado detecta la presencia de un auténtico deus ex machina.
La primera versión corresponde al registro del terapeuta durante el transcurso de la sesión, un diálogo dictado. La conversación onírica entre Zeller y Hoffmann constituye un ejercicio de transcripción directa de imágenes extraídas del inconsciente. La segunda comprende los relatos escritos por Zeller, que en principio son el informe de sus recuerdos de la terapia. Zeller mismo plantea que para escribir sueños en un primer esbozo es indispensable una completa sinceridad y sencillez en la escritura.