Reseña

La historia de la humanidad ha sido una constante evolución de culturas y civilizaciones que se iniciaron con el mono desnudo y su inseparable compañera, igualmente desnuda, protegiéndose en las cavernas, temerosos de los fenómenos naturales a los que transformaron en dioses del bien o del mal. El instinto gregario llevó al hombre a la unión de familias y su integración en clanes, los cuales al multiplicarse se convirtieron en tribus cazadoras o guerreras que impusieron a las más débiles su visión de teocentrismo, sus costumbres, sus leyes y su sistema político, económico y social, lo que condujo a la formación de imperios.
En un momento de la historia el teocentrismo dio paso al antropomorfismo, que llevó al hombre a tomar conciencia de su yo personal y social, a luchar contra el sometimiento de los pueblos al colonialismo y la persistente presencia del racismo, el apartheid y la exclusión. El nuevo conocimiento del hombre repercutió en las comunidades, llevándolas a la evolución de costumbres, al avance de la igualdad social y a una nueva moral, propiciando la lucha de los pueblos contra el militarismo, las dictaduras y el monopolio político. Paralelamente surgió la moda de las pasiones, el surrealismo, la conciencia sobre el sexo y, en consecuencia, el debate sobre la homosexualidad.
El mundo vive dos grandes guerras en la primera mitad del siglo XX y constantes revoluciones, movimientos de liberación, dictaduras y luchas hegemónicas hasta polarizarse en dos bandos y dar paso a la Guerra Fría que culmina con la extinción del comunismo despótico y de la URSS. Al despejarse las incertidumbres, el poder atómico se había extendido fuera de Estados Unidos a Rusia, Francia, China, Gran Bretaña, India y Pakistán. Hace su aparición el terrorismo y se multiplica el fundamentalismo religioso.
Los estados se consolidan y aumentan su poder; las colonias políticas llegan a su fin para dar paso al colonialismo económico; la mujer llega por fin al poder y los genocidios del siglo XX quedan impunes, mientras la ciencia y la tecnología logran enormes avances; el Tercer Mundo parece organizarse con China al frente como la segunda potencia económica mundial. Asia y el medio oriente se convierten en la caldera del diablo, cuyo fuego es atizado por el Islam dividido, la teocracia de Irán, los irreductibles Israel y Corea del Norte mientras Estados Unidos se autodesigna policía del mundo.