Reseña

Miles de páginas de libros, millones de caracteres en tuits, cientos de blogs y horas de presentaciones se han dedicado a explicar la famosa distinción entre sexo y género, pero lejos de que se aclare nada, el desconcierto es cada vez mayor. El segundo de estos conceptos es central a un conjunto de ideas de aspecto vagamente progresista, basado en el axioma de que las personas tenemos una misteriosa identidad de género. Pero el problema no son tanto estas creencias, más esotéricas que revolucionarias, como las políticas a que están dando lugar en muchas partes del mundo, de espaldas a la sociedad, y que representan un grave retroceso en los derechos de las mujeres.
Para el público que contempla la polémica desde la barrera, todo puede resultar muy confuso, empezando porque las diferentes partes involucradas se pretenden feministas y porque cada cual usa género a su buen entender, con sentidos a veces opuestos. Laura Lecuona se propone en estas páginas mostrar el panorama de los debates sobre lo trans y sus efectos en las conquistas sociales y políticas de las mujeres, ofrecer información y elementos de juicio, y aportar un poco de orden y claridad a unas discusiones en las que reinan los malentendidos, los ataques personales y la falta de sobriedad.
La autora pasa revista al origen de los usos actuales de este término clave, explora las principales teorías sobre lo trans, discute lo que se esconde detrás del reclamo por usar tales o cuales pronombres, advierte sobre las consecuencias de promover el reconocimiento de las llamadas infancias trans y señala con preocupación un extenso repertorio de daños colaterales, desde la perpetuación de los roles sexistas hasta limitaciones a la libertad de expresión.
Pero Cuando lo trans no es transgresor no es una simple introducción aséptica al tema y sus aspectos básicos: la autora se sumerge en las discusiones y las ideas para que incluso quienes no están ni de un lado ni del otro se impliquen intelectualmente y tengan una experiencia inmersiva. Lecuona hace frente a las acusaciones de transfobia que suelen inhibir a quienes cuestionan los cimientos de una ideología movida por intereses financieros y cada vez más dominante, con el anhelo central de fomentar la urgente conversación sobre unos asuntos que son de interés público.