Las claviculas de Salomón
Desde tiempos antiguos, en el universo entero se sabía que Salomón conocía todas las ciencias propagadas, las que adquirió por medio de un ángel, quien, sabiendo de su sumisión y obediencia, y a petición del primero, le había concedido el don de la sabiduría, además de muchas otras virtudes, hecho que fue recibido con sorpresa y agradecimiento por el propio Salomón. Previendo el final de su vida, Salomón estableció en su testamento que su hijo Roboam fuera quien recibiera todo aquel conocimiento, que él había disfrutado durante su vida.
Los Rabinos, posteriormente, con cautela y respeto resguardaron dicho testamento, nombrándolo Las Clavículas de Salomón, título con el que lo imprimieron en rústicas láminas de cedro, con los distintivos o pantáculos que se representaban con caracteres hebreos sobre planchas de cobre, con el objetivo de que se conservaran permanentemente en el templo que Salomón había construido. A este invaluable documento, los Rabinos anexaron una serie de manifestaciones de los secretos que fueron obteniendo por medio del estudio del mismo.