Mexicanas del futuro
Desafíos y perspectivas para inspirar vocaciones sociotecnocientíficas en la era digital
Este no es un libro convencional que contenga un reporte de actividades, sino que es la relatoría de una cruzada por un futuro que trasciende la imperativa y meritoria agenda de la igualdad de género. En este punto, hemos de admitir que el futuro de las sociedades frente a los grandes desafíos globales no es viable sin un vigoroso impulso empoderador e incluyente hacia la innovación que permita encontrar soluciones a retos cada vez más complejos y de alcance tanto global, local o comunitario. El cambio climático y la pandemia de la COVID-19 nos han sacudido suficiente para entender la urgencia de acelerar los ciclos de innovación pero sobre todo el desarrollo de talento humano con capacidades, destrezas y habilidades orientadas a la tecnología, la ciencia o la innovación junto a aquellas impulsadas por atributos como la autoestima, la tolerancia, el sentido de pertenencia a una comunidad y de responsabilidad frente al entorno, de empatía hacia los demás, desde la similitud como de la diversidad y la diferencia. No obstante el consenso generalizado alrededor del mundo respecto del imperativo de reorientar la educación bajo este nuevo paradigma y la toma de consciencia que implica, la masa crítica de talento que demanda nuestra sociedad adolece de un problema estructural: desde su infancia —y particularmente en la adolescencia— las mujeres son víctimas de estereotipos y normas sociales tradicionales que las relegan de las vocaciones científicas, tecnológicas y de las ingenierías. De ahí, que cada vez con mayor fuerza han surgido en todo el mundo iniciativas bajo el sello de la agenda STEM —por sus siglas en inglés alusivas a la Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas— todas de gran mérito por lo que toca a poner en práctica. Así como, validar nuevos enfoques para cultivar y desarrollar las vocaciones hacia estas disciplinas o profesiones desde la perspectiva de empoderamiento de las niñas y adolescentes frente a los preconceptos y mensajes de desaliento que masculinizan la aspiración de éxito en el quehacer profesional STEM.