Antonia
En 2009, como parte de la primera etapa de La novela corta: una bibliotca virtual
objetivos: actualizar la lectura y la comprensión de un corpus originalmente publicado a partir de
1872 y hasta 1922, y para promover su estudio y la reflexión en torno al género de la novela corta de
este periodo. Desde aquel año se concebió una colección abierta: actualmente, el catálogo contiene
34 títulos en dos series y, al día de hoy (octubre de 2022), nuevos títulos se encuentran en proceso
editorial.
Narradores de varias generaciones y estéticas conviven en aquella travesía finisecular de la
modernidad hacia otra etapa de crisis y refundación del género durante la década de 1920. Un aire de
familia recorre la novela corta de entre siglos: padres adánicos (Justo Sierra e Igncio Manuel
Altamirano), tíos anarquistas o institucionales (José T. Cuéllar, Emilio Rabasa, Federico Gamboa,
Rafael Delgado), hijos e hijas contemporáneos de las metrópolis capitalistas (Amado Nervo, María
Enriqueta Camarillo, Laura Méndez de Cuenca, Ciro B. Ceballos, Efrén Rebolledo...), primos
discordes (Hilarión Frías y Soto, Ángel de Campo...), incómodos parientes nacionalistas (Mariano
Azuela, Francisco Monterde...) y hasta intrusos de última hora (Guillermo Jiménez, Carlos Noriega
Hope, estos últimos serán publicados próximamente).
Los editores se negaron a emplear tendencias estético-literarias, así como generacionales, entre
otras herramientas metodológicas, por considerarlas insuficientes para determinar las coordenadas
espacio-temporales de las novelas que ingresarían a esta colección. Para identificar y valorar los
rasgos genéricos dominantes durante aquella época y conocer la interacción con obras y géneros,
dentro y fuera de la literatura mexicana, cada novela fue tratada crítica y textualmente por separado.
El corte temporal se realizó en 1872, a partir de dos historias publicadas, por entregas, en El Domingo.
Semanario de Literatura, Ciencias y Mejoras Materiales: se tratan de Confesiones de un pianista
(Justo Sierra) y Antonia (Ignacio Manuel Altamirano). Estos escritores dieron un giro inusitado a la
tradición narrativa que surgió en torno a las reuniones de la Academia de Letrán.
Por otra parte, las narraciones publicadas en calidad de cuentos en los Años nuevos de la
Academia (1837-1840) reflejan la primera conciencia del género que historiamos entre los miembros
de una comunidad literaria. Las primeras luces de la novela corta en México se distinguen con nitidez
en Netzula (José María Lacunza) y Euclea o la griega de Trieste de José Justo Gómez de la Cortina.