El Museo Nacional
De 1825 a 1876. Organigrama Histórico
En 2022 el Instituto Nacional de Antropología e Historia cumple 83
años de servir a la nación mexicana investigando, preservando y difundiendo s
patrimonio cultural, tanto material como inmaterial. Estas labores, aunque se
consolidaron institucionalmente en 1939, no han sido sino la continuación de los esfuerzo que iniciaron dependencias antecedentes, siendo la primera de ellas el Museo Nacional, fundado en 1825 y alojado al principio en apenas un salón en el recinto de la Universidad de México. Por ello, estoy convencido de que una cabal historia de nuestro Instituto no puede empezar en 1939: tiene que remontarse a los inicios de la vida independiente de nuestro país analizando los numerosos e intrincados vericuetos administrativos y políticos por los que pasó la formación del Museo, recopilando sus acontecimientos cruciales, los anhelos de la pléyade de intelectuales que de una u otra forma lucharon por consolidar la institución y, sobre todo, evaluando críticamente el desarrollo de las disciplinas científicas que cultivó y sus aportes a la conformación de la identidad mexicana.
Afortunadamente, para el periodo 1825-1876, esta historia fue emprendida por el equipo de investigadores que firman la obra que el lector tiene ante sus ojos. Ellos y otros académicos fueron convocados, en distintos momentos y oportunidades, por nuestras queridas y diligentes colaboradoras Gloria Artís y Ruth Arboleyda a un proyecto que, en sus inicios, sólo pretendía elaborar un directorio histórico de investigadores de nuestro Instituto.
Como no podía ser de otra forma, la riqueza de los archivos relativos al desarrollo del INAH refirió constantemente los postulados, teorías, planes, leyes y reglamentos que aplicaron las dependencias antecedentes; así que, en vez de amilanarse por la abundancia de información y lo complejo de su entramado, los autores, impulsados por Ruth, decidieron tomar el toro por los cuernos y embarcarse en una, de verdad, ingente labor. El lector habrá de juzgar si esta obra es espléndida o no, pero creo que concordará conmigo en que es profunda y trascendente, pues además de la riqueza de su discurso viene a amalgamar y a dar marco a varias aportaciones a la historia del Instituto que otros investigadores han realizado desde hace algunas décadas.