Sad West o la oración de un vaquero
Ramón Rangel, como poeta, sabe atesorar la gravitación de las palabras; giran en torno a su eje: el del ritmo. Pero también conoce su rotación; todo poema es la palabra exacta que viene a rasgar el silencio. Estamos ante un poemario donde se confecciona la tensión entre la plegaria y la blasfemia, entre el grito a cielo abierto o la actitud circunspecta.