Reflexiones desde la ética Social para la prevención del delito
Uno de los flagelos de la sociedad mexicana es el delito. La violación a la ley, el no respeto por los bienes jurídicos y la crecimiento de los ilícitos son una constante que empaña el progreso y la vida armoniosa en nuestro país.
En los últimos treinta años el tema de la inseguridad ocupa los primeros lugares en la preocupación de los mexicanos; desde entonces todos los gobiernos han implementado un sin número de políticas públicas para combatir la inseguridad y prevenir el delito, los resultado siguen siendo poco alentadores.
Es por esto por lo que desde la academia y con una visión multidisciplinaria, los profesionales se preguntan si aún existe espacios por retomar para incidir en la conducta humana que a largo plazo pueda hacer que los proceso de auto conciencia cambien la realidad, más allá de las estrategias penales y normativas.
El comportamiento ético social, es la fuerza que puede cambiar las dinámicas sociales para revalorizar la vida, las libertades y la propiedad. La convivencia social puede cambiar si se cultivan valores generales que incidan en las relaciones humanas poniendo énfasis en los motores de la misma sociedad, la familia, la escuela, los medios de comunicación y en las diferentes formas de convivencia cotidiana.
Valor al otro, reconocer las diferencias entre sujetos y tener una nueva cultura de la legalidad tendrá que ser la nueva política de cambio en la prevención de conflictos y ilícitos. Reflexiones desde la ética social para la prevención del delito, pretende ser un texto que impuse la reflexión respecto de un cambio de sustancia en las políticas públicas, donde el tejido social requiere además de la protección normativa penal, el trabajo sobre el hombre mismo, donde el respeto, el reconocimiento, la ayuda, la tolerancia, la equidad, la diversidad sean un verdadero motor de vida, que inician en la valoración y aceptación personal, para después convertirse en una práctica cotidiana. La ética social debe ser un discurso que promueva la reflexión permanente.
No se trata de un texto moralista, si no de un libro para la consciencia social. El delito no se produce cuando el sujeto está convencido del actuar correcto, para sí y respecto de los demás.