Del 68 a los 68
Memoria y utopía
Del 68 a los 68: memoria y utopía, de Arturo Santamaría Gómez.
No sabemos a ciencia cierta si esta obra se propuso ser una novela histórica, pero lo que sí podemos decir, es que cumple con esos requisitos que caracterizan al género, ya de entrada híbrido: historia y literatura; realidad y ficción. De hecho algunas de estas novelas históricas “… hacen reflexionar sobre la posibilidad de conocer y reconstruir el pasado histórico; otras recuperan los silencios o el lado oculto de la Historia”. Así lo expresa María Cristina Pons en Memorias del olvido, la novela histórica de finales del siglo XX.
De lo que sí estamos seguros es de esta inminente necesidad de reescribir y recuperar aquellas experiencias que pudieran haber caído, no sólo en el olvido, sino en la marginación, en la deformación de los hechos o el ocultamiento porque el tema de esta obra habla de dolorosos crímenes de Estado, habla del movimiento del 68 y de las décadas subsecuentes en las que se estaba vetado hablar abierta y claramente de esta historia, la cual no se debe callar nunca más, por el contrario se debe aprovechar esta apertura histórica democrática, para poder abrir estas vivencias sin ser perseguidos y se pueda reivindicar a todas esas víctimas que lucharon por ideales incuestionables, principios básicos para la convivencia civil, ahora ya vistos desde los derechos humanos, como la repartición equitativa de la riqueza, la igualdad, la equidad, la paz, etcétera.
… Este es pues, un libro de memoria y utopía, en donde se percibe, más allá de cualquier cosa, esta inminente motivación del ser humano por conquistar lo imposible, por ir al encuentro de la utopía, en el sentido de anhelar, esperar, querer, tener la esperanza del cambio, tener el propósito de la transformación social a través del compromiso político.
... El texto que se tiene en las manos hace una síntesis emblemática de los últimos años del siglo XX y el inicio de estas dos últimas décadas del XXI, y sabemos que sí, que hay una gran decepción y una gran desesperanza, pero no podemos dejar del lado la profunda reflexión que hace el autor sobre un tiempo que ha sido nuestro, que hemos vivido y que nos recuerda que la historia establece una relación entre el ser humano y el mundo de forma dialéctica, en donde, como diría, Hegel la historia vista desde una perspectiva dialéctica, es concebida desde la totalidad de sus contradicciones, sus crisis, sus luchas, sus revoluciones. Si la esperanza nunca muere, mucho menos la construcción utópica de los pueblos, que no se cansarán jamás de buscar su bienestar social, su sentido de la justicia y la posibilidad real de conquistar la libertad y para que eso suceda, hacen falta textos como éste que sin miramientos, filtros o falsedades hablen desde la experiencia vital de sus protagonistas para pueda dar la voz a muchos otros con esta voluntad de hacer y construir la memoria de su tiempo. (Umbral. Frida Varinia)