Los cuatro principios ocultos de Jesucristo
(Los milagros existen, los pecados no)
¿Por qué es tan importante para una persona que vive en el siglo XXI, en el llamado mundo occidental, conocer qué es el cristianismo?, ¿qué no es cristianismo? Y ¿cómo ha evolucionado esta doctrina a lo largo de la historia?, ¿por qué si aparentemente siendo la misma enseñanza para todas las corrientes, países, épocas e interpretadores, al mismo tiempo es tan distinta al grado de suscitar tantas discusiones y conflictos a lo largo de la historia de la humanidad?
Tan solo para dimensionar esa importancia, basta considerar que las creencias religiosas, que se le inculcarán a una persona desde que nace, establecerán inexorablemente cuales serán sus tradiciones familiares, sus actividades y gustos; con quienes se relacionará socialmente construyendo amistades y relaciones románticas, de negocios laborales y hasta de afinidad política definiendo su destino.
En lo individual, las creencias de una persona en este aspecto definirán, además, si vivirá con diferentes grados de culpas y miedos, o más libre y desenvuelto; con rechazo a otras creencias, culturas, razas y nacionalidades, o con confianza y respeto al prójimo sin odiar a nadie; si aprenderá a perdonar las fallas y errores propios y de los demás, o vivirá atado a los rencores, culpas y divisiones sociales, políticas o culturales existentes adquiridas o heredadas. Hasta su salud física y mental estará influida por sus creencias y convicciones.
En pocas palabras, lo que una persona crea sobre el cristianismo, aún no siendo creyente influirá con fuerza, en sus diferentes niveles, para ser una persona feliz o desdichada; fracasada o triunfadora; sociable o solitaria; confiable o peligrosa. Finalmente, lo que la gente cree sobre la vida, la verdad, lo bueno y lo malo, definirá su visión de sí mismo y los demás.