San Sebastián de la Frontera
El último rincón de Oaxaca
En San Sebastián hubo tiempos de mucha lluvia, lo que provocó una abundancia de maíz y frijol. Aumentó el ganado vacuno y los dueños pudieron vender bien sus animales y productos del campo. En esa época no había bancos para depositar el dinero. Los pobladores se vieron en la necesidad de guardar su dinero en ollas y enterrarlas. Una vez a la semana sacaban el dinero enterrado en los cerros a asolear- se porque éste se humedecía en la tierra. Lo acomodaban en petates y lo dejaban secar al sol. Cuando veían que alguien se acercaba lo tapaban con sus zarapes y platicaban con los visitantes que no se imaginaban que había un tesoro escondido justo frente a ellos. Sin embargo, se creía que la gente que amaba demasiado a su dinero no era perdonada por Dios y al morir sus almas quedaban penando en la tierra. Era frecuente oír que en la noche se veía lumbre en donde estaba enterrado el dinero.