Reseña

Una niña que todos conocían como Caperucita Roja, acostumbraba pasearse por el bosque, un día su mamá le dijo: Caperucita, ve con tu abuelita que está enferma y llévale sus medicinas y estás galletas. Muy contenta Caperucita partió hacia la casa de la Abuela. En el bosque que cruza el camino se encontró al compadre Lobo. Buenos días Caperucita Roja, ¿adonde vas con esa canasta con aroma tan agradable?. Le pregunto. Voy a visitar a mi Abuela que está enferma. Ah, pues te propongo un trato, también iré a visitarla, a ver quién llega antes. Caperucita acepto la apuesta. El Lobo tomó el camino más corto y llego primero a la casa de la abuela, abrió la puerta y se lanzó contra la anciana y se la comió.
Después de saboreársela, se vistió con la ropa de la abuela y se acostó a esperar a Caperucita. Abuelita, ya llegue abre… Pasa dijo el Lobo, la puerta está abierta. Caperucita dudo al escuchar la voz del Lobo, pero creyó que su abuela estaba muy ronca. Abuelita ¿cómo sigues?. Ya mejor Caperucita. Oh Abuelita, pero que brazos tan grandes tienes. Son para abrazarte mejor. ¿Y porque tienes las orejas tan grandes?. Son para escucharte mejor. Oh y porque tienes los dientes tan largos?. Para comerte mejor. Al decir estas palabras el Lobo se lanzó contra Caperucita y se la comió. Por fortuna un Cazador que pasaba por ahí, mato con su escopeta al Lobo. De inmediato le abrió la panza al Lobo y saco con vida a Caperucita y su Abuela. Desde entonces Caperucita sabe que siempre hay que tener cuidado con los desconocidos.