Reseña

Mamá Pato, bajo la sombra de un árbol, empollaba sus huevos, hasta que un día comenzaron a romperse los cascarones y asombrados exclamaban: Que grande es el mundo. Y es mucho mayor de lo que parece. Pero el huevo más grande tardaba en romper. La mamá Pato siguió empollándolo hasta que por fin apareció un extraño pato con plumaje gris. Desde su nacimiento todos los días del Patito Feo fueron de soledad y tristeza. Rechazado por todos, el Patito Feo escapo del corral, voló muchas horas hasta llegar a un pantano. Ahí lo recibieron los Patos Silvestres. Buenos días, ¿Quién eres?. Le preguntaron. Soy un pato de la granja. ¿Un pato?. Exclamaron con un cuac de sorpresa. Pese a todo el Patito Feo, se quedó con los Patos Silvestres, hasta que un mal día unos cazadores mataron a muchos de sus compañeros y le obligaron a huir.
Siendo un patito amoroso y bueno logro sobrevivir el crudo invierno. Poco a poco llego la primavera, las flores, el sol y el cielo azul llenaron de alegría al Patito Feo, que se acostumbró a ser feo. Tres hermosas aves blancas salieron del bosque y le preguntaron: ¿Cómo te llamas amigo?. Patito feo respondió.
Pero ¿Por qué?. Porque soy muy feo. ¿Pero acaso no has visto tu reflejo en el agua?. Y el Patito Feo, se miró y sorprendido vio la silueta de un hermoso cisne. Y es que nuestro amigo nunca había sido un pato y los cisnes como sabemos, son muy feos de pequeños. Y lo mejor es que aprendió una importante lección: Se es hermoso cuando se tiene un gran corazón.