Cuentos completos
Páginas de prosa que enlazan con la poesía del mejor Rubén, con la del Rubén sin rubenismo, afín a los buenos poetas que le sucedieron (y aun muchos que lo combatieron) y no a los modernistas de pandilla, sordos y extraños, ellos sí, al “alma de las cosas” y a “la voz del paisaje”. Un poeta como el de los Nocturnos de “Cantos de vida y esperanza”, tan emparentado, en cambio, con la sensibilidad de una época en que, tras Baudelaire, Browning y Rimbaud, la poesía insiste en abarcar la vida humana aun en sus aspectos menos plácidos y confortadores. “He querido ir hacia el porvenir.” Hasta el presente llegan, como los mejores poemas de Rubén, sus mejores cuentos, no meras muestras de habilidad, sino de un ímpetu verdadero y profundo. Más allá de lo que signifiquen para la historia de la literatura en Hispanoamérica, y aparte y por encima del oficio instrumental y complementario que les corresponda en el estudio del Darío poeta, esos cuentos pueden por sí aspirar a una dignidad propia y autónoma, a una justa y suficiente inmortalidad.