Hasta ahora...
Narraciones
Allá por los años 70, Emma Godoy le puso la siguiente nota a Yolanda Castillo:
“Los impresores exigen que los escritos sean en tipo de letra PICA, o sea, lo común. A ver si acaso te los aceptan en esta letra semimanuscrita que le cuesta trabajo leer al linotipista y se presta a más errores”. Yolanda no llevó sus textos a imprimir a pesar de estar ya revisados y aprobados por Emma, quien no se molestó en lo más mínimo y se siguieron tratando y bromeando entre sí, como si nada:
─ Toca, chiquita…
Le dijo la maestra una tarde a Yola, invitándola a palpar los fierros que tenía su corsé ortopédico y que le atormentaban la columna vertebral. La alumna ─una vez que los tocó─, repuso:
─ Ay, Emma… ¿y a qué hora pasa el tren?
En este tenor, la autora de Hasta ahora… y la de Érase un hombre pentafásico sólo interrumpieron sus conversaciones en 1989, con el pretexto ineludible de la muerte de Emma.