Reseña

La escritora Magda Donato firma el presente libro de la Biblioteca del Chapulín, colección creada por la Secretaría de Educación Pública en los años cuarenta. La autora, una reconocida escritora y periodista española exiliada en México, se desenvolvió en varios ámbitos. En España publicó algunas novelas en la década de los veinte y principio de los años treinta; sin embargo, se la conoce más por su trabajo como columnista para diversas publicaciones feministas. Los reportajes que escribía llamaban la atención por el método periodístico que empleaba, ya que asumía identidades falsas para poder ingresar a hospitales, cárceles y otras instituciones públicas para poder observar directamente las condiciones de las mujeres que vivían en las condiciones más precarias.

Las circunstancias que se vivían en España en 1939 la obligaron a huir del país. Logró llegar a México, país de refugio para muchos intelectuales y artistas españoles, en 1941. En México se dedicó a la escritura de obras para niños y a la actuación en teatro y cine.

El niño de mazapán es un cuento para niños pequeños que propone una curiosa actualización del mito clásico en el cual una escultura de forma humana cobra vida. Doña Dulcita es una pastelera viuda que ve cumplido su deseo de tener un niño gracias a la intercesión de una mariposa de cristal. Guiada por la mariposa, la pastelera utiliza sus artes para crear una figura antropomorfa: «Doña Dulcita fabricó una pasta de almendras, huevo y azúcar, o sea mazapán, y la modeló dándole la forma de un cuerpo, con sus brazos, sus manos, sus piernas, sus pies, y una bola redonda que había de ser la cabeza»

La obra se sitúa en la estela de aquella literatura popular que, como los cuentos de los hermanos Grimm u otras recopilaciones de textos de tradición oral, combina con naturalidad lo fantástico y lo cotidiano. Sin embargo el cuento de Magda Donato no se siente como una mera imitación de esos modelos; la autora nos ofrece una narración que seduce por sí misma por su encanto y humor.

En el relato, la fuerza del deseo de Doña Dulcita es tal, que de alguna manera invoca la magia y el entorno se transforma. Hay un vuelco hacia lo fantástico pero no se presenta a ayudarla un hada, es decir, un personaje mágico de forma humana, sino un insecto mágico, una mariposa con la que la protagonista dialoga. Hay tal vez aquí un eco del capítulo “Los insectos del espejo” de A través del espejo (Lewis Carroll) en el que Alicia conversa con aquel mosquito bromista que le describe una curiosa galería de insectos imaginarios. La historia del niño de materia inerte que mágicamente cobra vida nos remite también al Pinocho de Carlo Collodi, pero es El niño de mazapán, sobre todo, una mirada distinta a temas como el origen de la vida y el misterio del amor, constantes en la literatura para niños.

Las sugerentes ilustraciones de José Chávez Morado acompañan a la perfección el texto al compartir con él algunas de sus principales cualidades: calidez, ligereza y humor. La combinación da como resultado este clásico cuyo espíritu no depende de época o modas y que agradará sin duda al lector actual de cualquier edad.