El México que no ha podido ser, será
Lo verdaderamente trascendente y digno de mención, es lo que ha hecho Andrés Manuel y no todos percibimos: haber contribuido, con su palabra y con su ejemplo personal, al resurgimiento de su pueblo, otrora adormecido por la engañosa propaganda de los dueños del dinero, publicistas de una prosperidad que habría de prodigar sus dones a la población una vez que unos cuantos estuvieren ahítos de riqueza y abundancia. Toda una vida ha dedicado el Presidente a martillar sobre los corazones y cerebros de los mexicanos para desvelar esa mentira, destruir el complejo de inferioridad que a muchos inmovilizaba, recuperar del todo la confianza de saber que en uno mismo, al igual que en todos los demás, anida el potencial de la transformación, la fuerza necesaria para dar solución a los problemas grandes y pequeños, individuales y sociales, la voluntad para librarse de los demonios interiores y de los que afuera deambulan por encargo de la oligarquía.