No soy tan zen
Julián González es un periodista cultural que trabaja para el canal 33, de financiamiento estatal. Tras una crisis nerviosa durante un evento en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM en la que “ofende” a un ilustre escritor cubano, se separa un tiempo de su trabajo. Sin embargo, la presentación de un cuarteto de cuerdas experimental en la Ciudad de México lo motiva a volver a su ritmo cotidiano a pesar de las advertencias de sus compañeros. Poco a poco, descubrimos que lo que busca Julián al cubrir el concierto del FLUX Quartet es de una naturaleza más trascendental. Dado que la apuesta del cuarteto demanda un enorme esfuerzo físico y mental, pues tiene una duración de 6 horas y una aparente monotonía, el protagonista está convencido de que este ejercicio de abandono existencial lo ayudará a encontrar un estado similar al pregonado por la filosofía zen. Julián se familiarizó con esta doctrina oriental debido a un romance estudiantil gracias al cual, aunque fugazmente, se acercó a una plenitud espiritual que le resulta ya inasible. De esta manera, acompañamos a un acongojado periodista que busca desesperadamente la quietud, una aspiración complicada cuando de fondo se tiene a una ciudad repleta de estridentes y urgentes estímulos de los cuales es imposible escapar.