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Reseña

El desarrollo regional local dejó de ser nacional para transformarse en un desarrollo internacional como consecuencia de la globalización debido a que esta, desde un punto de vista general, aceleró y profundizó los flujos comerciales y migratorios, creando, al mismo tiempo, patrones de interacción social y económica más allá de los diferentes continentes (Held y MacGrew, 2003: 13).
En otras palabras, se expandieron desde lo regional las relaciones socioeconómicas y de poder sin importar las fronteras, pero creando interconexión de conflictos y mostrando que el fenómeno de la exclusión de los beneficios de la globalización había alcanzado una dimensión planetaria.
A su vez, mostró que el desarrollo regional globalizado no podía analizarse o estudiarse mediante una sola dimensión, sino que mostraba diversos tipos de problemas que no podían reducirse a cómo mantener un crecimiento económico constante, que, desde el punto de vista neoliberal, sería la solución a la falta de bienestar social nacional.
Pero en realidad los problemas del desarrollo regional no se limitaron a la dinámica económica local, sino que tenían diversas causas que iban desde la oposición social a proyectos privados, nacionales o internacionales, que buscaron mercantilizar los recursos naturales hasta el establecimiento de métodos violentos de despojo de patrimonios locales, pasando por la defensa de identidades culturales, articuladas a un territorio en particular, sin embargo, en un principio los estudios sobre lo regional se centraron en los agrupamientos geográficos de los intercambios económicos transfronterizos, regulados por los tratados de libre comercio, por un lado, y por el otro, haciendo más énfasis, en algunos casos, en el estudio de las migraciones, cuyo fenómeno social fue visualizado como un resultado de una globalización económica desigual (Held y MacGrew, 2003: 16).
No se consideraba que la globalización o internacionalización de la economía capitalista se había articulado con problemáticas locales diversas algunas inéditas y otras que no fueron solucionadas a través del modelo económico anterior, basado en una industria nacional, cuya producción se orientó más a atender al mercado doméstico (Modelski, 2000).
Una problemática inédita local nacional no sólo se limitada a la desigualdad social, sino a la debilidad estatal institucional para establecer regulaciones sobre procesos económicos transnacionales que habían impuesto sus propias reglas para organizar, de acuerdo con sus intereses particulares, las regiones (Pérez Fernández del Castillo, 2009). Desde esta perspectiva, se generaron problemas de ingobernabilidad, acompañados de una disolución de los lazos de cohesión social, favoreciendo los conflictos violentos.
De este modo, la interacción social se limitada a relaciones virtuales efímeras, tribales e individualistas (Pérez Fernández del Castillo, 2009: 27-28). Este hecho afectaba la acción colectiva de defensa y representación en un contexto donde se fortalecía una democracia electoral representativa para acceder al ejercicio de un poder político que encontró sus límites en un poder económico transnacional y también en los negocios privados ilegales que han impuesto, en mayor medida, sus reglas sobre la manera en que se organizaba la economía regional. Este acontecimiento mostró que las normas nacionales habían perdido su eficacia regulatoria y que paulatinamente fueron sustituidas por normas no escritas, pero que estaban regulando las acciones y actividades locales. Por tanto, la normatividad nacional perdió su eficacia regulatoria y su influencia en la reorganización de lo socioeconómico a nivel regional en un contexto no sólo de economía globalizada, sino de vigencia de una política económica neoliberal.
De esta manera, se mostró sólo la autonomía de lo económico de lo político y algo relacionado con el desarrollo tecnológico a saber el capital se desprendía del territorio, sin embargo, esta última aseveración, no consideró lo siguiente: la innovación tecnológica permitía que los procesos productivos sean más competitivos y el supuesto “desprendimiento del territorio” de parte del capital sólo mostró el grado de autonomía alcanzado con relación a las regulaciones nacionales derivadas del dominio, por ejemplo, del Estado mexicano (Fernández-Albertos y Manzano, 2010).
En suma, la debilidad institucional estatal como consecuencia de la pérdida de eficacia del orden legal, ante una economía globalizada, fue considerada en las últimas dos décadas del siglo XX como la causa principal de la emergencia de los negocios ilícitos locales, cuyas reglas particulares no sólo han organizado la actividad socioeconómica regional, sino que se les ha conferido la culpabilidad del desorden local, expresado a través de diversos tipos de violencia.
Por tal motivo, el estudio del desarrollo regional nacional no se puede enfocar sólo a través de la desigualdad económica o como una ausencia de regulaciones estatales, sino optando por enfoques diversos que ayuden a comprender la complejidad de un desarrollo regional, que mediante sus diferentes conflictos, conduce al análisis de hechos que no encuentran su sentido o significado en las variables económicas, debido a que los desplazamientos de poblaciones, por ejemplo, son resultado de situaciones de violencia o de conflictos originados por las diferencias religiosas o étnicas (Welzer, 2010).
Con otras palabras, los análisis de lo regional a través del enfoque institucional sólo mostraron, en el caso de América Latina, la debilidad o inexistencia de instituciones para impulsar y garantizar un progreso económico orientado por los valores de la equidad (Fernández-Albertos y Manzano, 2010: 85).
Por su parte, Enríquez (2009: 111-112) estudió la globalización como un proceso económico que se desarrolló en nuevos territorios locales, caracterizados por su transformación en ventajas comparativas mediante la configuración de nuevas economías de aglomeración. En esta consideración se rescata la territorialización de la llamada globalización económica, sin embargo, lo regional es visualizado como un espacio de concentración de condiciones generales que se convierten en los soportes de los negocios privados internacionales. Al mismo tiempo, se estima que ese desarrollo económico globalizado crearía nuevas desigualdades territoriales que deberían de ser atendidas por una planeación espacial que debería de establecer la autoridad estatal.
De nuevo, emerge un análisis limitado al plano de lo económico, que subordina lo social y cultural, aunque sean expresiones manifestadas a nivel de lo local (Enríquez, 2009: 117), lo que le confiere al Estado la capacidad de imponer al desarrollo económico, a través de la planeación, una racionalidad ajena a la del mercado, organizado mediante la oferta y la demanda, tanto nacional como internacional. Aunque, en este punto de vista, se integra a la interpretación de la dinámica regional lo social y lo cultural, como variables de un desarrollo endógeno, encuentra al final su significado en el crecimiento económico.
Pero lo que se debe de destacar de ese estudio del desarrollo económico endógeno es que el espacio local acumula ventajas que pueden ser la base de un crecimiento económico generado por las empresas transnacionales, que tienen fuertes lazos con el marcado internacional. Es decir, un desarrollo económico regional solo sería posible sí existen en el plano local las condiciones de valorización del capital internacional. Este punto de vista presenta al mercado como el mecanismo eficaz de asignación de los recursos, lo que en el modelo desarrollista lo desempeñaba el Estado (Gutiérrez y González, 2010: 105).
Por otro lado, como resultado de las diferentes crisis provocadas por la globalización económica, en los años 90 del siglo XX, se empezó a enfocar a las crisis económicas globalizadas o internacionalizadas como distorsiones derivadas del mercado, lo que hacía necesario la intervención rectora de los Estados nación (Opalín, 2005: 82). Ahora se introduce en la interpretación el supuesto de que el mercado no es perfecto, es decir, posee imperfecciones, y en consecuencia, no podría reasignar de manera eficiente los recursos.
De este modo, los problemas de desigualdad regional se solucionarían, mejorando la gobernabilidad, que debería de combinar la eficiencia económica con la equidad social y también con apoyo de una regulación que evite lo ilegal para proteger el interés público (Opalín, 2005: 101).
Lo anterior conduciría a una subordinación de lo político a los imperativos económicos de la doctrina neoliberal para favorecer la privatización de los bienes públicos y alcanzar la desregulación estatal, interpretada como una eliminación de los trámites burocráticos para la realización de negocios privados (Harvey, 2007: 75).
Desde el punto de vista anterior, el desarrollo regional reorganizaría a las regiones mediante una nueva especialización económica, creando una articulación jerarquizada y dominada por el capital internacional (Boisser, 1993: 310). Otra vez aparece como la causa principal del desarrollo económico regional el capital internacional; mientras, la región es definida como una concentración de las condiciones generales de la producción, favorables a la realización de las actividades empresariales.
Por ello, según Boisser (1993: 326), el Estado podría condicionar el crecimiento económico en el territorio, si incrementa su capacidad de regulación y de coacción sobre el capital. Entonces, el Estado es definido a través de sus posibilidades regulatorias para “moderar” los excesos de las actividades económicas privadas.
Por su parte, desde la perspectiva de Wong-González (2010: 1-2), las desigualdades regionales son resultado de la división espacial del trabajo, por tal motivo, son redes o tejidos sostenidos por las innovaciones tecnológicas, favorables a los flujos comerciales con un impacto internacional.
En este caso, lo regional se explicaba por la innovación tecnológica, cuya base sería las tecnologías de la información, que han permitido el surgimiento de una economía de flujos, que aparentemente, ha compactado el tiempo-espacio, confiriéndole una potencialidad mayor a los negocios internacionales.
No se niegan las características económicas del desarrollo económico regional, pero al transformarlas en la causa de algunos problemas regionales se han dejado de lado otras consecuencias que en la actualidad han sido creadas por la dinámica regional, donde la región ha pasado a ser un escenario de conflictos sociales inéditos en México.
Por otro lado, Castells (2010: 34-36) ha observado que el poder en la región es relacional, es decir, ha dejado de ser un atributo de personalidades o una cosa que se posee porque ahora la dominación se ejerce sólo mediante las instituciones estatales. En esta perspectiva, la capacidad relacional ha permitido que un actor social pueda influir en las decisiones que tomen otros actores sociales.
Por tal motivo, el Estado y las organizaciones sociales se han transformado en nodos que se interconectan mediante redes, donde lo más importante es la información y también la manera en que se comunica. En este caso, lo importante sería la tecnología digital que permite la internacionalización o globalización de los mercados financieros, la gestión y distribución transnacional de los bienes y servicios, el trabajo calificado y la expansión, al mismo tiempo, de la ciencia y la tecnología. En suma, la región se ha convertido en un lugar donde se localizan las actividades y las personas que las ejecutan, así como las redes de comunicación que vinculan una diversidad de actividades y acciones sociales a distancia (Castells, 2010: 63).
Por eso, existe una economía de los lugares acompañada de una economía de los flujos articulada y que ha favorecido, hasta cierto punto, la globalización de los territorios que muestran su importancia en la medida en que forman parte de una red mundial de nodos. En este contexto, las divisiones territoriales que tuvieron como base las fronteras históricas del Estado nación han dejado de ser el referente territorial para explicar los cambios que han sufrido sus regiones resulta insuficiente.
Sin embargo, aunque se hable de nodos y redes, sigue prevaleciendo una explicación económica, introducida mediante el concepto de valor añadido y el de cadenas de valor vinculados a lo que se ha llamado la economía de la innovación (Ruiz, 2008). En este caso, la innovación tecnológica se ha concretado en el territorio configurando, según Ruiz (2008: 767), una geografía económica de la innovación en México.
Y se ha acabado por estudiar a la región como una concentración de capacidades productivas favorables a la creación de redes de innovación, donde la contribución del Estado resulta necesaria. Además, la desigualdad regional ha sido visualizada mediante una formación insuficiente de capacidades productivas (Ruiz, 2008: 764).
Lo que debe de quedar claro es que el estudio de la región mexicana ha sido mediante la marcha de la economía, es decir, ha sido analizada como un proceso económico cambiante, pero sin considerar dimensiones como lo social y lo cultural. Y cuando se han introducido en las investigaciones regionales han sido subordinadas a los requerimientos económicos, cuyas consecuencias negativas se han visualizado a través de la pobreza o la desigualdad social.
De este modo, el desarrollo regional mexicano conduce a las desigualdades espaciales, que no fueron corregidas desde el Estado ni con una mayor presencia de la inversión privada extranjera ni tampoco con la apertura de las fronteras nacionales al comercio internacional (Delgadillo, Torres y Gasca, 2001: 28-329).
Entonces, la polarización regional mexicana tuvo como causa la especialización económica que ha sido utilizada para la elaboración de una clasificación regional, teniendo como base la actividad económica predominante que puede ser agrícola, industrial, servicios y comercio (Mendoza, 2007: 24).
Mientras, la aglomeración de la actividad económica en las regiones o ciudades mexicanas del centro dependía más de las ventajas fiscales, así como del entorno de la innovación y del agrupamiento de empresas altamente productivas (Vinageras, 2009: 789). Nuevamente todo depende de variables de tipo económico y de los supuestos teóricos del pensamiento económico neoclásico.
Aunque, en el caso de las ciudades mexicanas, su estudio se ha dirigido a describir el papel de los grandes proyectos comerciales e inmobiliarios, lo que ha significado, según Lungo (2004: 18), una privatización de la gestión urbana, derivada de una visión empresarial del territorio. Ahora la intervención gubernamental ha sido mediante asociaciones con los negocios privados, sancionada por la formación de fideicomisos, debilitando, en consecuencia, la planeación estatal en el territorio, lo que se ha apoyado en las políticas económicas neoliberales.
La gestión urbana y de las regiones en general se ha subordinado a los imperativos establecidos por las políticas económicas neoliberales no sólo en México, sino en el resto de los países que integran América Latina.
En los puntos de vista analizados existen encuentros, es decir, coincidencias pero también divergencias o diferencias, sobre cómo integrar en el estudio de lo regional las variables económicas con relación a las otras de tipo político y social. Pero lo social ha sido interpretado mediante la desigualdad social, cuya base es el ingreso, y, a su vez, lo político a través de la intervención del Estado en el mercado o en la creación de las condiciones generales de producción, y en el caso de las ciudades, mediante la planeación territorial, sin embargo, no se ha considerado la posibilidad de la autonomía de ciertos eventos socioeconómicos territoriales que no se pueden explicarse por un simple vínculo con lo económico.
La otra manera de proceder ha sido mediante un estudio del neoliberalismo como doctrina o creencia y como política económica para argumentar que los problemas de violencia, contaminación, despojo de recursos naturales, desplazamiento de poblaciones al interior de un territorio nacional, así como la consolidación de la economía ilegal y de las organizaciones criminales, son expresiones no propias de las condiciones particulares de los países que integran América Latina, sino de una tendencia mundial del capitalismo neoliberal, fortalecido en los países desarrollados (Montalvo, 2013).
Pero, desde otra visión, el neoliberalismo como doctrina se fue gestando después de la década de los 40 del siglo XX, en Europa y encontró su hegemonía como pensamiento organizativo de gobiernos nacionales y de los organismos financieros internacionales (Banco Mundial y Fondo Monetario Mundial), en un contexto de crisis económica en los años 70 del siglo XX de países como el Reino Unido y Francia, para posteriormente internacionalizarse (Escalante, 2018).
Finalmente, las privatizaciones de las propiedades colectivas y de las actividades económicas estatales, organizaron parte de la economía mediante fideicomisos o como en el caso de China, mediante sociedades por acciones, donde el Estado posee la mayoría de las acciones o sólo una parte (Quiroz, 2017: 44).
Y en el caso de los países latinoamericanos, las políticas sociales se transformaron en políticas focalizadas y de asistencia social, partiendo del supuesto económico que los recursos eran escasos y que por ser así se debería de asistir sólo a los más necesitados, durante un largo proceso de recortes del gasto público, apoyado por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), dependiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), dictando desde un organismo multilateral políticas económicas nacionales para el continente (CEPAL, 1995).
Toda explicación o interpretación fue vinculada con supuestos económicos para comprender el desarrollo regional latinoamericano con consecuencias políticas y sociales. Por tal motivo, los trabajos agrupados en este libro buscan nuevas vías de explicación e interpretación de lo que ha sido y es el actual desarrollo regional mexicano y en menor medida de América Latina. En este sentido, los temas son variados y unos sí tienen más causas económicas que otros. Se intento dejar de lado el reduccionismo económico y explorar nuevas técnicas y explicaciones para crear nuevas formas de estudiar lo regional.
Por ello, la Facultad de Economía de la UMSNH y la Escuela Superior de administración Pública (ESAP), de Colombia han venido colaborando en el fortalecimiento institucional y académico, con lo cual este libro es un logro más de la red de sus investigadores e instituciones en el quehacer investigativo, de intercambio y de discusión en el ámbito del desarrollo. Igualmente, los cuerpos académicos (C.A.) de varias universidades se han sumado al esfuerzo, los participantes de los C.A: UMSNH-C.A-268, Desarrollo Local, economía Aplicada y Negocios, el UAGRO-CA.-24, Matemática Aplicada, UDG-C.A.-643, Restructuración Productiva y Estudios Locales, UNACH-C.A.-19, como grupos de discusión de resultados de investigación, posibilitaron que los coordinadores del libro se convirtieran en líderes para orientar las discusiones y posibilitar que las discusiones mejoraron cada uno de los artículos que posteriormente se sometieron a dictamen con expertos de la temática propuesta.
Queda en los lectores, el considerar sí se cumplió con el objetivo general de generar nuevas interpretaciones de lo regional, que dejaran de lado o al menos matizaran el determinismo económico, en un momento en que los problemas regionales no tienen como origen una sola causa.
Por ello, a continuación se presentan un breve contenido de cada uno de los artículos que incluyen el libro.
En su artículo “Revisión de teorías sobre el desplazamiento de mano de obra por la tecnología y la influencia en la manufactura sustentable”, Víctor Hugo Bustamante García plantea la posibilidad de explicar las teorías del desplazamiento de la mano de obra y al mismo tiempo trata de dar un panorama sobre las principales teorías que explican el desplazamiento de la mano de obra. Como parte de este trabajo transdisciplinario, el autor plantea interpretar los términos de: manufactura sustentable, desplazamiento de la mano de obra, la conjunción social, tecnológica, de producción bioeconómica y la condición que va desde la: maquinación, automatización y robotización.
Mientras, los autores Erika Piña Romero e Israel Hernández Torres, en “El aporte de la Economía Social Solidaria al análisis de los conceptos de: pobreza, política social y desarrollo. Un acercamiento desde Michoacán”, presentan los conceptos y enfoques más difundidos actualmente sobre: la pobreza, la política social y el desarrollo, así como sobre las políticas sociales y de desarrollo social en el estado de Michoacán. También plantean la posibilidad de generar otro tipo de economía basada en conceptos como: la vida, la libertad, la justicia y la igualdad.
Miguel Ángel Vite Pérez y Víctor Hugo Martínez Ocampo, en “La violencia mexicana como acción social: un análisis general”, elaboran una interpretación acerca de una representación social mexicana sobre la violencia como acción simbólica, misma que ha sido vista como un problema derivado de la falta de control estatal en los diferentes territorios del país. Llegado el punto, plantean el concepto de: narrativa binaria, que ha vinculado la violencia con la expansión de la pobreza y la miseria y al mismo tiempo, establecen que el Estado ha retomado su función regulativa a través del uso de mecanismos punitivos (policía y ejército) para “combatir” la multiplicación de los actos criminales.
En el texto “Identificación de sectores claves a partir de la Matriz de Insumo-Producto Turística de México (MIPTM-2003). Bajo una doble perspectiva: clásica y de teoría de redes sociales”, Santiago Marquina Benítez, Octaviano Juárez Romero y Julián Pérez García, nos muestran una metodología basada en La Matriz Insumo Producto (MIP) o Matriz Input-Output (MIO), misma que es de gran utilidad en la elaboración y análisis de estudios económicos, debido a su manejo amplio del espectro de la estructura económica en un periodo y espacio geográfico determinado. Sin embargo, la teoría de redes sociales plantea un sistema metodológico y técnico que establece la base de un nuevo paradigma interdisciplinario, consolidado y propagado dentro de las ciencias sociales; motivo por el cual los autores consideran este modelo puede enriquecer el análisis clásico.
Gabriel Tapia Tovar e Ismael Salazar Mosqueda, en “Identificación de sectores clave de la economía de Michoacán 2013. Mediante la utilización de Input Output (MIP)”, exponen la identificación de las principales actividades económicas o sectores clave de Michoacán, mismos que tienen fuerte relación de encadenamientos productivos; también hacen evidente que a partir del análisis insumo-producto, como herramienta en los estudios de economía regional, logran proporcionar información de las relaciones existentes entre los distintos sectores y su demanda agregada.
En “Una revisión de los clusters productivos: el caso de una región rural en el occidente de México”, los autores Juan Jorge Rodríguez Bautista y Manuel Bernal Zepeda, revisan los posibles clusters que se configuran en la región Valles de Jalisco, mismas que se benefician de la proximidad, reduciendo costos de producción y transacción, disponibilidad de personal especializado, aprovechamiento de la difusión del conocimiento y las innovaciones. El trabajo, por tanto, se centra en revisar la actividad empresarial y las cadenas productivas.
Para que las empresas puedan gozar de los beneficios que ofrecen las Tecnologías de la Información y la Comunicación es necesario respaldarse en inversiones adicionales y prácticas organizacionales específicas, lo anterior para que la productividad se vea reflejada, es así como Rosario Cota Yáñez y Yadira Noemí Álvarez Reyes en el artículo sobre el “Análisis de la eficiencia técnica de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) en países selectos de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) en 2006”, muestran las posibilidades de analizar la eficiencia técnica de las TIC para contribuir al valor añadido en las empresas de veintitrés países miembros de la OCDE.
En “El problema de lectura en México y su relación con el nivel de ingreso: una aplicación metodológica de los textos híbridos en nivel bachillerato en escuelas públicas y privadas de Morelia, Michoacán”, Luis Fernando Tapia Corral, presenta una metodología enfocada en promover la lectura a partir de un modelo basado en el eje comprensión-interpretación para generar una apropiación lexical a partir del análisis de las nuevas palabras aprendidas y lograr con ello la construcción de enunciados. Lo anterior se logra con la lectura de adaptaciones de textos clásicos en su versión de cómic. El texto también presenta los índices de lectura y el costo monetario que implica leer. Esto tiene consecuencias en la manera en que se organiza la comprensión e interpretación de la lectura en un desarrollo regional diverso como el que existe en Michoacán.
Karen Fabiola Ordóñez Trujillo y Guillermo Valdiviezo Ocampo en su trabajo “Gobernanza en la cadena productiva de mango en la costa de Chiapas”, analizan la estructura de gobernanza existente en la cadena de mango en la microrregión comprendida por los municipios de Arriaga y Tonalá. El estudio se centra en destacar los retos que enfrentan los pequeños productores y la necesaria cooperación y organización entre ellos para lograr una estructura más sólida dentro de la cadena de producción.
El texto “Las grandes transformaciones del sector financiero” escrito por Bernabé Andrade Rodríguez, Fernán José Fortich Pacheco Hacen una revisión de las grandes transformaciones que ha experimentado el sector financiero a lo largo de su existencia, las cuales han contribuido a determinar su estructura actual y la forma de operar
El autor Jose Ruben Torres Ortiz en su artículo “El ahorro solidario: una perspectiva de desarrollo local en la región Bajío. La caja popular Cerano SC de CV de RL”, pretende comentar el caso de una Sociedades Cooperativas de Ahorro y Préstamo que se disemina en la región Bajío de la República Mexicana que incluye los estados de Guanajuato, Querétaro y Michoacán a nivel cuantitativo y cualitativo y, por otro lado, tratar de inferir la Misión y Visión de la misma pero en el estado de Michoacán. También se aborda el claro beneficio inmediato del ahorro solidario para con sus socios a través del análisis de las corridas financieras con y sin moratoria, lo que hace ser esta una opción viable y de resultados inmediatos.
Finalmente, los coordinadores realizaron un trabajo conjunto en la recopilación y discusión de los artículos con los autores para que mejoraran al incluir las recomendaciones derivadas de los diferentes dictámenes.

Gabriel Tapia Tovar
UNIVERSIDAD MICHOACANA DE SAN NICOLÁS DE HIDALGO
Miguel Ángel Vite Pérez
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA XOCHIMILCO
Luis Fernando Tapia Corral.
UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

Bibliografía

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