El círculo y la espira
El joven español Gonzalo de Mérida, por líos de faldas se ve obligado a huir hacia Indias Occidentales, durante la primavera de 1517. Salva así la vida, pero compromete la de su hermano gemelo Martín, al ser confundido por don Gome de los Monteros, el padre ofendido, quien le propina un tiro de arcabuz en la espalda y lo deja por muerto.
En la isla de Cuba Gonzalo conoce a Pedro de Alvarado, quien lo enrola en las filas de Hernán Cortés y en su empresa militar hacia el hoy territorio mexicano.
Martín de Mérida, inválido de por vida y cautivo en un sillón, alivia en algo su existencia, siguiendo las aventuras de los conquistadores en la lectura de las cartas que Gonzalo le envía periódicamente desde el “Nuevo Mundo”.
Por otra parte, Xicote, un niño mexica, hijo del comandante del destacamento militar de Moctezuma en la ciudad consagrada a Quetzalcóatl, a escondidas presencia la muerte de su padre, por la espada de Pedro de Alvarado, en la matanza de Cholula. Xicote huye enloquecido del lugar y ya distante, pierde el sentido. Es rescatado por el viejo curandero Teuhtli, quien lo protege y lo educa mediante su muy particular filosofía.
Esta historia novelesca aprovecha el carro de La Historia de la Conquista de México como hilo conductor para discurrir en dos vertientes: los testimonios epistolares de Gonzalo de Mérida y la narración de las vivencias de Xicote. Las vertientes española e indígena se alternan y fluyen paralelas, hasta llegar a confluir casi al final, con la unión del español y Flor del Alba, hermana del meshica.
Un ataque de viruela sobre el Valle de México deja en situación de viudez a Gonzalo, quien regresa a Sevilla en 1547, en compañía de su hijo mestizo; en donde encuentra un desenlace insospechado.