Reseña

Memorias de un cínico, esta novela satírica llena de humor, que ha permanecido inédita desde hace decenios, pone en evidencia a los vividores de las herencias familiares, a aquellos que se dedican a pasar la vida en la ociosidad aprovechándose parasitariamente del legado que fue resultado del esfuerzo de sus antepasados.
Caras vemos, corazones no sabemos. Es en verdad extraño que Enrique Aznar Mendoza, tan respetuoso del orden establecido y de una legalidad centrada en una ideología conservadora, haya sido autor de esta deleitable sátira del arribismo económico y político, de los falsos blasones y de la moral pacata. Que haya hecho mofa de la institucionalidad política, religiosa y económica dominante; de los comportamientos en el seno familiar, de los conocimientos infundados y hasta de los desquiciamientos de la ciencia.
Es una lástima que la novela no se hubiera dado a conocer en su momento porque les habría alegrado la vida a muchos lectores ya desaparecidos. Pero más vale tarde que nunca y aquí la tenemos: una historia personal que es la historia de una familia y que, como bien dice el narrador-protagonista, es también la historia del mundo.