Reseña

Las devastaciones traen consigo un renacer, una adecuación de la conciencia al nuevo orden que se instaura. Por encima de las catástrofes naturales, la guerra ha sido la principal causante de estos declives. Tras el hongo atómico de Hiroshima y Nagasaki el mundo empañó su musculatura y tuvo que rehacer su coreografía para sembrar de brillos la destrucción. Uno de esos brillos fue la danza Butoh que en su génesis se inspira, entre otras cosas, en los movimientos de los cuerpos asolados tras la detonación nuclear. El poemario de la poeta mexicana Daniela Camacho, “Experiencia Butoh”, recoge precisamente el imaginario y los matices que rodean a esta danza japonesa, así como las impresiones y las vivencias que la propia poeta coagula a raíz de su proximidad con la realidad nipona.

“Experiencia Butoh” es una inmersión plural, un movimiento articulado que expande y contrae el lenguaje a modo de un bailarín de tinta. Coreografía de ecos e identidades, de paisajes y rostros, esta obra de Daniela Camacho se consolida como un diálogo ramificado entre dos polaridades armónicas: Oriente y Occidente. Nacimiento y bautizo, abismo y flotabilidad, el poemario cobra múltiples voces y aconteceres. Igual que algunos danzantes butoh se maquillan de blanco para nublar su rostro, así este libro nos puebla de manchas para dotarnos de una nueva fisonomía. El escenario se evapora y deja un fantasma que susurra: “Butoh es enfrentarse a un cuerpo desconocido”. La sensación de que borrarnos es habitar los otros posibles.

Óscar Pirot