Sexualidad masculina consciente
De la violencia simbólica al vínculo igualitario
Si visualizamos a la sexualidad masculina como un iceberg, la violencia sexual se encuentra por encima de la superficie -más visible- y la violencia simbólica se encuentra oculta e invisibilizada, en un área de mayor profundidad. Esta zona poco explorada es difícil de bucear, lo que se debe a tres motivos primordiales: la creencia colectiva de que al interior de una pareja estable no se requiere el consentimiento para el acto sexual o para cualquier actividad específica dentro del mismo, lo que lleva a que muchas conductas de violencia no se conciban como tales; la creencia popular que espontáneamente asocia el acto sexual con el amor, la comunicación y el placer; y el hecho de que en muchas ocasiones se considera a la vida sexual activa en la pareja como el termómetro de una relación saludable. Lo antes dicho trae aparejado que se dé por hecho que todo acto sexual se lleva a cabo desde el consenso, el deseo y el “orden natural de las cosas”. Por lo tanto, el explicitar los mecanismos intrapsíquicos e inter-género de los cuales se valen los varones para desplegar su masculinidad a través de la sexualidad con sus parejas -hacer consciente lo inconsciente- es un camino ineludible para poder acercarnos a relaciones consonantes, rítmicas y placenteras. Esto implicaría establecer vínculos de pareja igualitarios, donde los varones tengan un rol fundamental en esta empresa, aunque para ello deben emprender un camino hacia el establecimiento de lo que he llamado una sexualidad masculina consciente.