Reseña

Abrupto e inconcebible, son sinónimos que describen tácitamente las
circunstancias de vida que embargan hoy a nuestro planeta tierra. Llevamos casi un año ya padeciendo fuertes zozobras, estados de ansiedad, apuros, angustias, inestabilidad, falta de sustento y lamentables pérdidas. Todos hemos sido afectados de alguna forma, pero estamos afrontando este cruel episodio con ferviente valentía.

No obstante, tenemos que reconocer la labor de dos actores sobresalientes durante este arduo trayecto, haciendo honor a su profesión: los médicos y los maestros. De ambos esperábamos que lo dieran todo, y efectivamente, todo lo han dado. Innegable es que de las manos del médico depende la vida de las personas, y de las del docente el destino de una nación. Al vernos afectados, vulnerables y amenazados ante esta situación mundial, se detuvo toda actividad, no así la educación; los maestros no dudaron en continuar su labor de manera extraordinaria y creativa, con toda la vocación e ingenio que los caracteriza.

Los docentes, sin saber realmente lo que esto implicaría, enfrentaron
una batalla heroica de dimensiones épicas, realizando grandes hazañas y sin rendirse, olvidándose incluso de sí mismos. Las jornadas educativas se convirtieron de 24 por 7, y los maestros se quedaron totalmente desolados, sin apoyo alguno.

¿Cómo vencieron la distancia y la incertidumbre? ¿Qué ventanas de
aproximación crearon? ¿De qué formas neutralizaron al enemigo para ejercer su labor exitosamente? El resultado, millones de alumnos de todo el mundo, de todas las edades y niveles educativos, satisfactoriamente atendidos, con ayuda por supuesto también de los padres de familia.
Nuestros guerreros docentes adecuaron herramientas acordes a cada circunstancia para asumir los retos y no frenar el avance educativo.

Es un presente para la educación que debe trascender hacia el futuro.