Fragmentos de las historias de San Juan de las Maletas Frías
Sin pretender parecerse a ningún otro pueblo literario, ni a Macondo ni a Beyhualé, ni mucho menos a la ardiente Comala o al idílico país de los Houyhnhnms, Historias de San Juan de las Maletas Frías es un cúmulo de fragmentos narrativos que recrean episodios cotidianos –fascinantemente insólitos para nosotros, los lectores– como cuando la noche sale al bosque con un balde de agua de lluvia para lavarle el rostro a la luna y dejarla doblemente radiante; o cuando Misterios le lleva a Conrado el Palabrero las palabras que le causan molestias al decirlas, y las deja sobre su mesa para que éste las repare; o cuando el pueblo lo visita un enorme almendro –quizás emparentado con el de la Tatuana en las Leyendas de otro sabio palabrero, Miguel Ángel Asturias– sólo que el de San Juan bebe “aguardiente de flores de flamboyán y guayabas fermentadas en barricas de ceiba”, luego de expresarle a todo el pueblo, “con la sonrisa extendida de hoja a hoja”, su amor por la hermosa Regina, custodiada por Misterios, su madre, dicen unos, su abuela, dicen otros...
Fer de la Cruz