Como un cuento de hadas
La primera impresión que ella tuvo de él fue tan borrosa como el empapelado descolorido, el denso humo de cigarrillo y la música pasada de moda del restaurante chino… Él parecía estar todo el tiempo perdido en sueños, y casi siempre estaba en silencio. Ambos eran miembros del club de canto de su universidad, ahí se conocieron, ahí cruzaron sus primeras palabras, y de ahí surgirá con el paso del tiempo una historia de amor. Sin embargo, ésta quizá no termine con el trillado “vivieron felices para siempre”.
Desde la perspectiva de ambos personajes, Kim Kyung-uk recrea una historia honesta –que a veces parece un cuento de hadas, y a veces todo lo contrario–, para mostrarnos que el amor es mucho más complejo de lo que pensamos.