Dispositivo narrativo y dominio social
El uso político de los muertos de Acteal
“Dispositivo narrativo y dominio social. El uso político de los muertos de Acteal”, es una exhaustiva investigación sobre las contradicciones que resultaron en confrontaciones violentas que si bien tuvieron su culmen —viral— en la matanza ocurrida el 22 de diciembre de 1997, siguen ocurriendo.
Vinculado con el conflicto entre el EZLN y el gobierno federal, durante el año 1994, se promovió el juicio que señalaba al trabajo de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, combinado con las labores de la guerrilla zapatista, como la expresión más prestigiosa de resistencia social. Ahí, aseguraron los promotores de la idea, se concentró «lo mejor» de la «fuerza moral» que tenían los movimientos en resistencia en México, aunado a una intrincada red de ONG que apoyan el proyecto de refundar la República y que encuentra síntesis en la consigna «para todos todo, para nosotros nada». En 1995 los llamados «Cinturones de la Paz», permitieron una irrupción potente de lo que se comenzó a nombrar como «sociedad civil», que pronto asumió el encargo de reproducir el relato de una guerrilla indígena enfrentando a un mal gobierno, hasta ratificar su credibilidad, relato que es nutrido y fortalecido por la diócesis de San Cristóbal.
Avendaño Amador en 352 páginas demuestra que la disputa no es en realidad como se ha construido en el imaginario colectivo a partir del relato de la diócesis de San Cristóbal de las Casas. Este libro es resultado de una profunda y larga investigación que desvela una estrategia para conquistar una voluntad colectiva y promover una vigorosa interpretación que pretende anular la capacidad comprensiva de las colectividades que se asumen críticas a la globalización. Muy al contrario, el presente texto propone elementos para recrear una sospecha necesaria frente a las analíticas de consigna.
Esta estrategia de origen diocesano también se ha instrumentado con éxito utilizándola para debilitar al Estado nacional en distintas áreas, que incluyen su laicidad, en casos tan dolorosos como los registrados en Ayotzinapa, Atenco, San Fernando o «Soy 132», etcétera, en los que se juega con la sensibilidad social a través de tragedias para manipular socialmente a colectivos hasta despojarlos de pensamiento critico.