El Estado Social y sus adversidades en el Siglo XXI
En el primer capítulo de esta obra, se aborda El Derecho a la vivienda adecuada en México: Su protección exigibilidad y Justiciabilidad, de la joven investigadora Araceli Beristaín, como parte de la complejidad en el alcance y efectividad de los derechos sociales, parte desde una doble dimensión: por un lado, la dificultad de entender qué son y qué alcance normativo tienen; en segundo término, el tratar de entender cómo es posible hacer realidad y efectivos estos derechos. El segundo capítulo es sobre La Socialdemocracia en el Siglo XXI y su relación con los partidos políticos que aprobaron el juicio penal Acusatorio en México, de Rodolfo Rafael Elizalde Castañeda y Edgar Ramón Aguilera García, tratan el problema sobre la relación que existe entre la doctrina de la socialdemocracia, con la ideología y principios de los partidos políticos que aprobaron el modelo de justicia penal acusatorio. El tercer capítulo trata sobre El Derecho Social a la Cultura en México, de Carlos Muñiz Díaz, quien penetra en el concepto de cultura como una idea que se encuentra en constante evolución y que puede ser entendida a través de sus productos, como, la música, las artes, la literatura, la pintura, etc.; o bien, se puede entender de manera más amplia, como un proceso o modo de vida que incluye lengua, religión o costumbres y al derecho como un universal más de la misma. En el cuarto capítulo Alejandro Wong y Martha Izquierdo profundizan sobre, El Estado Social en el marco de la Globalización, y sostienen, siguiendo a Pedro de Vega, que en la actualidad, en pleno siglo XXI, estamos asistiendo o atestiguando el doble y contradictorio fenómeno, ya que, por un lado, tenemos el ensanchamiento de los espacios económicos y sociales, en los que hasta este entonces las personas desarrollábamos nuestra existencia; y, por otro lado, de una forma simultánea, nuestra esfera política (en la que nos desarrollamos en plena libertad) está siendo reducida a la más mínima expresión. Con base en los avances tecnológicos y cibernéticos, tienen como resultado que tanto los flujos monetarios puedan recorrer los centros bursátiles de todo el planeta, al igual que las personas y la información, puedan transitar todo el mundo a velocidades jamás imaginadas.