Reseña

Los seres humanos creamos y almacenamos información de manera constante, creciente y exponencial en cantidad y velocidad; en virtud del desarrollo tecnológico, la humanidad se encuentra en un punto de quiebre en el que se han redimensionado tanto las relaciones del hombre con sus semejantes, como su marco de convivencia, y en éste, resulta impensable la vida sin interacción con la tecnología, más aún tras la pandemia de la COVID-19.
A nivel global, el quehacer cotidiano de las personas se ha visto influenciado de manera progresiva por la afluencia de información, constantemente se crean nuevas formas de obtener y procesar información que previamente no eran posibles; la globalización y la revolución de la información son dos fenómenos que han impactado profundamente en las estructuras sociales, políticas y jurídicas irrumpiendo silenciosamente en el ámbito de lo privado y casi sin darnos cuenta estamos participando en la acumulación masiva de datos creando una nueva industria.
Los datos personales constituyen hoy por hoy un valioso objeto inmaterial propiedad de los individuos y la economía de este siglo los ha convertido en un gran negocio, en el que su valor no es sólo mercantil sino también social, científico, político y cultural; las nuevas tecnologías de análisis de datos a gran escala han producido una enorme cantidad de información que permite una multiplicación exponencial de posibilidades, trayendo consigo un impacto profundo tanto en la sociedad como en la organización de los Estados, vulnerando de manera colateral, la esfera de algunos derechos fundamentales de las personas.
La creciente necesidad de extraer valor y conocimiento del dato está permitiendo a la industria tecnológica dar grandes pasos y aprovechar el potencial de la información para mejorar los negocios y los servicios, pero este desafío ha ido alcanzando nuevos matices y ha dado lugar al nacimiento de otros derechos fundamentales como el de la protección de los datos personales.
En este contexto, la importancia de poner sobre la mesa de discusión, ¿qué se habrá que implementar para proteger la privacidad, la vida privada y los datos personales? determinará el tipo de sociedad en donde viviremos, a contrario sensu, su falta de regulación adecuada nos podría poner en peligro con consecuencias graves; mientras más acceso e información sobre nosotros tengan los demás, más vulnerables somos ante ellos.
Tener privacidad significa tener una zona libre de observadores; la privacidad es necesaria para que podamos mantener relaciones sociales variadas y la riqueza de la variedad de nuestras relaciones sociales es importante para que nuestro desarrollo personal sea multidimensional y pleno; pero para mantenerla, necesitamos tener control sobre las facetas de nosotros mismos que decidimos enseñar y compartir.
La explotación de la información personal nos impone, pues, la obligación de reflexionar y debatir en torno a los riesgos que ésta puede implicar para la privacidad, la protección de datos personales y otros derechos fundamentales.