Morirás lejos
Un hombre que se sienta cada día en el parque puede ser un justiciero que vigila los movimientos de otro hombre, llamado Eme, que se esconde en una de las casas vecinas y que, como sospecha que es acechado, observa al otro detenidamente tratando de cerciorarse de sus intenciones. No estamos seguros de si Eme es un criminal nazi, culpable de actos atroces, ni de si el otro, que permanece sin nombre, finalmente lo ha localizado en una paciente persecución que se ha prolongado ya por años.